jueves, 24 de abril de 2014

Frenesí festivo en Beas de Segura

Un mozo tira de la cuerda para llamar la atención de la vaquilla.
Joaquín Castillo
Beas de Segura se encuentra ya en pleno frenesí festivo. Juan Francisco Gurillo, miembro de la peña “La Pajarraca”, fue el encargado de abrir la programación con el pregón de las Fiestas de San Marcos, mientras, hoy, se celebrará el segundo desencajonamiento de toros en la plaza.

Los aficionados podrán conocer de cerca las cuarenta y ocho reses bravas y diez vacas que se correrán durante las fiestas. Será, a las tres y media de la tarde, en la plaza. Como es tradicional antes del desenjaule, se guardará un minuto de silencio en recuerdo de todos los sanmarqueros fallecidos. Durante la tarde, la suelta de reses no cesará hasta la llegada de la noche, cuando un repique de campanas anunciará el IV Centenario de la Beatificación de Santa Teresa de Jesús. La jornada se cerrará con un pasacalles brasileño.
El primer desencajonamiento de las fiestas fue ayer con la suelta de veintidós becerras, veinte procedentes de la ganadería de Apolinar Soriano y dos de El Añadío. Para mañana, a la una y media de la tarde, está previsto el último de los desenjaules de las fiestas con siete toros. Los actos centrales de San Marcos comenzarán, a las seis de la mañana, con la tradicional diana floreada. A continuación, a las siete y media, se procederá a la suelta y engalanado de reses, actividad que se cerrará a las diez y media, para dar paso a la misa y la procesión.
Juan Francisco Gurillo Romero fue, por su parte, el encargado de leer el pregón de las fiestas. El beatense, que fue presentado por Guillermo Rosales, anterior pregonero, realizó una semblanza de su vida sanmarquera. Así, recordó pasajes de su infancia, anécdotas con su padre y las vivencias con el ganado de crianza y la vaca “La Coña”. Defendió que las reses no se sacrifiquen después de las fiestas e instó a todos a disfrutar intensamente de San Marcos. Asimismo, lanzó un recuerdo muy especial a su esposa y a sus hijas, a las que dedicó el pregón. Una plaza abarrotada no dudó en aplaudir constantemente al pregonero.

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