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viernes, 27 de diciembre de 2013

Los otros «bous al carrer»

Los festejos taurinos populares se celebran en numerosas localidades de toda España

La Comunitat Valenciana es la tierra de los «bous al carrer». El arraigo de correr toros por sus calles es innegable a tenor del elevado número de exhibiciones. Sin embargo, el resto de autonomías también celebran festejos taurinos con carácter propio.
El toro ensogado recorre las calles.Cada mes de abril en estos dos municipios jienenses se celebra la fiesta de San Marcos con la suelta de más de cien toros en solo dos días. La modalidad es la del toro ensogado. Salen de uno en uno hasta reunir más de 50 astados a la vez en el mismo recinto. Está constatado que en el siglo XV, en Beas de Segura, Santa Teresa de Jesús quiso fundar un convento. Como no había bueyes ni mulas que ayudasen al transporte del material la solución fue utilizar los animales que tenían los lugareños. Así se hizo el convento y se culminó para las festividades de San Marcos.
Paseo por el pueblo hasta la iglesia
En Galicia se celebra la «Festa do Boi», donde se lleva al toro con una cuerda. Tiene su punto fuerte en Allariz, en Ourense. Al astado se le pasea por las calles y al llegar a la iglesia le pasan la cuerda por una anilla que hay en la pared para que el animal se humille.
Los festejos siguen en el País Vasco
Aunque hace unos años se prohibieron las vaquillas en Bilbao, hay muchos festejos en el País Vasco. Además de la suelta de vaquillas en diversas plazas, como en Tolosa (Guipúzcoa), también se celebra el toro en cuerda, conocido como el «Sokamuturra». Hay varias ganaderías de bravo que viven exclusivamente del alquiler de toros y vacas para esta modalidad.
Portadores como en la Edad Media
Teruel también celebra su toro en cuerda en las fiestas del Torico, en julio, y en febrero para conmemorar las Bodas de Isabel de Segura, donde los portadores de la cuerda llevan indumentaria de la época medieval.
Recorrido por el casco histórico
Con la llegada del otoño, llegan las fiestas de San Mateo y Cuenca celebra sus fiestas con decenas de vaquillas enmaromadas por el casco histórico, que reúne a miles de personas a los pies de la catedral.
La cuna de los encierros
En Castilla-La Mancha es habitual los encierros camperos y todas las provincias cuentan con numerosos pueblos que celebran encierros desde el campo hasta el casco urbano. Hay veces que incluso pasan días, modalidad que es conocida como «vereda», donde los jinetes y el ganado duermen incluso a la luz de la luna. Uno de los más famosos es el de Elche de la Sierra (Albacete), conocida como «La cuna de los encierros».
Festejos desde el siglo XVI
Hay encierros camperos a caballo, como los de Cuéllar (Segovia), con crónicas desde el año 1500, siendo reconocidos como los más antiguos de España. También se celebran en otras localidades como Medina del Campo (Valladolid), Arévalo (Ávila) o Ciudad Rodrigo (Salamanca), entre otros cientos de Castilla y León.
Alanceamiento de astados
Antiguamente en varios lugares de España, una de las modalidades más comunes era el alanceamiento de toros, aunque hoy en día el único pueblo que queda es Tordesillas, con su «Toro de la Vega». Esta tradición comenzó en época medieval, cuando los señores y la nobleza iban a caballo a la caza de un toro ayudados de sus lacayos.
Perseguían al animal por los parajes que rodeaban el castillo, pero si conseguía escapar y meterse en los pinares, los señores se retiraban y permitían cazarlo a los demás. Iban a pie y a cuerpo limpio, de la misma manera que se hace hoy, 500 años después. Al toro se le suelta en el pueblo y se le deja salir hasta el arenal y los pinares. Entonces suena un cohete de aviso y da permiso para que se pueda lancear al toro a pie o a caballo, pero siguiendo las normas. Si el toro alcanza el límite del bosque, o pasa el tiempo establecido, queda libre.
Una modalidad única
Los Roscaderos son una suerte particular que solo se realiza en Zaragoza, aunque en los últimos años se está extendiendo a otros lugares. Se trata de parar a las vacas con un cesto de mimbre por un grupo de personas. Según cuenta la tradición, era una suerte que se utilizaba en la antigüedad para cazar las reses bravas en el monte, y en los llanos cerca del río cuando los animales bajaban a beber. Les dejaban acercarse al agua, y cuando las vacas estaban hartas las citaban desde detrás y las paraban cuando embestían, entonces venía el resto de cazadores de la comunidad y agarraban al animal entre todos.
En la actualidad, varios municipios de Zaragoza celebran esta modalidad, que consiste en marcar un círculo en el centro del ruedo donde esperan los mozos con el roscadero para que la vaca les embista y ellos la paren con el cesto. La vaca que más veces entre a pegar al roscadero es la ganadora.
50 pueblos siguen con la tradición
Aunque no se celebran corridas de toros, hoy en día existen muchos municipios catalanes donde sobreviven los festejos populares, pero con muchas trabas, como en Roses y Torroella de Montgrí, en Girona; Cardona y Vilanova i la Geltrú en Barcelona; y sobre todo en Tarragona, donde aproximadamente 50 pueblos celebran todos los años toros, vaquillas, toros de fuego, encierro y toros ensogados.
El toro se cubre de barro
Uno de los toros de fuego más conocidos y con mayor antigüedad es el que se celebra en Medinaceli (Soria), llamado Toro Jubilo. En esta ocasión se llena de barro, tal como se hacía hace cientos de años.

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