La Diputación entrega la bandera de Jaén a los 97 ayuntamientos como símbolo identitario Sucede con cierta frecuencia. Alguien -póngale usted los nombres y apellidos- publica un informe sobre la 'cosa' económica. ¿Cómo sale Jaén? Pues normalmente trasquilado. Pero no. La provincia tiene mucho y bueno que ofrecer. Y ahí es donde está poniendo el dardo la Diputación. En resaltar las potencialidades, un objetivo que implica, previamente, que todos los jienenses se lo crean. Y ahí es donde surge el Día de Jaén o la Bandera de Jaén que, con todo el boato del mundo, fue entregada ayer uno por uno a los representantes de los noventa y siete ayuntamientos.
Fue el acto que precedió a la inauguración de la primera Feria de los Pueblos, otro evento parido por la Diputación para generar ese sentimiento identitario que sirva para sacudirse los complejos y, acto seguido, mirar más allá. Estas fueron, por otra parte, las principales líneas argumentales del discurso del presidente del ente provincial, Francisco Reyes, ante los representante municipales. Entre ellos, los corregidores del PP de las principales ciudades de Jaén: José Enrique Fernández de Moya, de la capital; Jesús Estrella, de Andújar; y José Robles, de Úbeda. Todos salieron en la foto. Las siglas políticas no fueron un 'problema' en esta ocasión.
Reyes hizo alusión al verde de la enseña -que tanta polémica ha causado días atrás- «porque es el color que nos unifica a través de los sesenta millones de olivos y los parques naturales». «Como el escudo -añadió- que data de 1246». «En Jaén siempre se ha hablado de la cultura del lamento, pero ya está bien», afirmó Reyes, quien agregó que «para que un proyecto llegue a buen término, lo primero que hay que hacer es creérselo, rompiendo con tópicos y acabando con estas dinámicas». «El camino hacia la meta de Jaén se inició con décadas de retraso, pero nuestro futuro es prometedor porque, a partir de la autoconfianza, somos competitivos», refirió.
Francisco Reyes abundó en las posibilidades «infinitas» del sector olivarero, mejorando la comercialización y apostando por la promoción y por el aprovechamiento del cultivo con fines energéticos «por muy difíciles que nos estén poniendo las cosas», en referencia a la paralización de primas para las renovables. Y subrayó la importancia de la agricultura y la ganadería que, más allá del aceite de oliva, presenta productos únicos como el cordero en la Sierra de Segura. En esta línea de diferenciarse, también reseñó la singularidad de ofertas únicas dentro del turismo como el oleturismo, el Viaje al Tiempo de los Iberos, la Ruta de los Castillos y las Batallas o los atractivos únicos de las ciudades renacentistas de Úbeda y Baeza -tampoco faltó la reivindicación de que la Catedral de Jaén sea declarada Patrimonio de la Humanidad el próximo mes de junio-. Y por último, dentro del repaso a las capacidades del tejido productivo, apuntó al plástico, la cerámica, la madera y el sector metal mecánico como los principales activos para generar empleo estable y de calidad.
Francisco Reyes también hizo un alegato en pro del municipalismo y las decenas de miles de concejales y alcaldes que han pasado por las corporaciones de Jaén a lo largo de toda la historia. Y significó el importantísimo papel de proximidad que desempeñan las administraciones locales, que son las que tienen un contacto más directo con los ciudadanos y con sus dificultades.
Una vez finalizada la alocución de Reyes -la única que se programó- se hizo entrega de la Bandera de Jaén a responsables de los noventa y siete consistorios, que fueron subiendo al escenario entre aplausos. Y posteriormente, ya en el exterior, la banda de música interpretó el 'Aceituneros', se realizó la foto de familia y se procedió a la inauguración de la Feria de los Pueblos.
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