domingo, 18 de mayo de 2014

San Isidro en Puente de Genave, una de las fiestas más esperadas, llega a su fin

La primavera trae una de las fiestas más esperadas de la comarca, la de San Isidro Labrador, el patrón de Puente de Génave. Uno de los actos más emotivos de la celebración fue el pregón. José Pareja García se encargó de recordar a todos sus paisanos que, aunque marchó de pequeño a tierras alicantinas, el recuerdo imborrable de su niñez en Puente de Génave “es algo que no olvidará”, por muy lejos que se encuentre.


El jueves, día de San Isidro Labrador, se celebró un pasacalles a cargo de la Banda de Música de Puente de Génave, y a continuación la misa y la procesión en honor del patrón, acompañado en todo momento con numerosos fieles y el coro romero Entre Pinos y Olivares. El artista local Juan Luis Martínez y su espectáculo “Embrujo” hicieron que los que asistieron a la actuación disfrutaran del arte y la sintonía con la música que este joven artista tiene desde que decidió dedicarse al mundo de la farándula. Seguidamente, el grupo Milenium ofreció todo su repertorio hasta altas horas de la madrugada.
El viernes, la comisión de Fiestas preparó para los más pequeños una gran chocolatada en la Churrería Bar Vela, y también hubo juegos infantiles en la puerta del Ayuntamiento. Por la noche, la disco móvil y el grupo local Bumerang, en el Parque Jorge Flores, sintonizaron con los asistentes a la verbena y ofrecieron momentos únicos de baile y algarabía hasta bien entrada la madrugada serrana.

El sábado los actos comenzaron con la recepción de puenteños por el mundo, que tras firmar en el libro de recuerdo en el salón de actos del Ayuntamiento degustaron unas migas serranas preparadas por la Asociación de Mujeres El Puente. En horario vespertino se celebró El Gran Prix, una competición entre equipos del pueblo que hicieron disfrutar a los asistentes con diferentes pruebas y que, con vaquilla incluida, fue uno de los actos más divertidos de las fiestas puenteñas. Por la noche, la orquesta valenciana Primera Plana y Bumerang, en un mano a mano, hicieron que, con un primer pase de pasodobles y rumbas, los mayores “engrasaran” sus articulaciones y dieran paso, a medida que avanzaban las horas nocturnas, a los más jóvenes.

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