Tienen 39 y 40 años. Mario Crisol y Jaime Endrino, amigos desde la infancia, compañeros de trabajo como conductores de un trailer, y se puede decir que son dos héroes. Ambos iban en el trailer por la autovía A-7, y a la altura del tramo que une el municipio de Lorca con Murcia, según cuenta Jaime, vieron de lejos una columna de humo. «Habíamos visto operarios y pensamos que igual estaban haciendo algún trabajo, pero cuando nos acercamos nos dimos cuenta que algo pasaba, todos los coches estaban esquivando a un vehículo, lleno de humo, a punto de empezar a arder, y que estaba parado junto al arcén».
Mientras veían el coche vieron también a una mujer, junto a un hombre mayor, fuera del vehículo, pidiendo ayuda desesperada. No se lo pensaron. Uno lo propuso y el otro lo ejecutó. Pararon el trailer como pudieron, «incluso estábamos entorpeciendo el tráfico» y se fueron donde estaba la mujer. «Estaba tan nerviosa que no era capaz de hablar, hacía señas pero no sabíamos que pasaba hasta que dijo la palabra 'hija'», recuerda Jaime.
Ambos entendieron que había una niña dentro del coche y se fueron corriendo hacia el vehículo. La madre y el abuelo de la pequeña, de un año de edad, habían conseguido salir, pero la parte de atrás del coche estaba bloqueada por el sistema de seguridad para niños y las puertas no se abrían. La pequeña estaba además inmovilizada en su silleta.
«Nos fuimos uno por cada lado, intentamos abrir las puertas de atrás, pero no lo conseguíamos. Desde la parte delantera no podías acceder a la parte de atrás porque de la cantidad de humo que había en el coche te ahogabas. Oíamos a la niña llorar y no sabíamos que hacer, hasta que algo tocamos, que conseguimos desbloquear las puertas y sacar al bebé, que ya tenía convulsiones», cuenta Jaime, que es tajante cuando asegura que «un minuto más y habría perdido la vida».
Recuerda que cuando le entregaron la hija a su madre, ésta ni siquiera era capaz de hablar, «estaba en tal estado de shock que no podía darnos las gracias». Lo triste es que los dos camioneros no saben ni cómo se llama la familia, ni si fueron al hospital, ni si están ya todos recuperados del susto. «La rescatamos y nos fuimos corriendo, el trailer estaba estorbando en la carretera».
La operación duró en total poco más de un minuto, «pero se nos hizo eterno». «Los dos tenemos hijos y no nos lo pensamos, sabíamos que nos estábamos jugando la vida porque el coche podía explotar en cualquier momento. Habíamos visto a todos los coches pasar de largo y esquivar a la mujer, nosotros fuimos unos inconscientes si lo pensamos fríamente, pero no podíamos hacer otra cosa. Además, saber que has salvado una vida te deja una sensación única.
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