De vez en cuando vuelan sobre las montañas de la Región, donde anidaron hasta la mitad del siglo pasado, aunque aún no se han decidido a asentarse de nuevo en sus antiguas posesiones. Procedentes de las sierras de Castril (Granada) y de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén) –donde la especie está siendo reintroducida–, los quebrantahuesos emprenden largos viajes en busca de nuevos territorios que les llevan a sobrevolar casi toda la península, en un reencuentro con los espacios naturales de los que fueron señores antes de quedar confinados en los Pirineos.
El radiomarcaje de los ejemplares que van siendo liberados revela que los nuevos quebrantahuesos del sur de la península –el último ‘Gypaetus barbatus’ autóctono fue visto en Cazorla en 1986– han inspeccionado territorios en Cieza, Jumilla, Calasparra, Sierra Espuña y Moratalla. Es solo cuestión de tiempo que se instalen otra vez en zonas montañosas de Murcia y de otras comunidades, aunque para ello es preciso prepararles el terreno y eliminar las amenazas que casi les llevaron a la extinción en la península.
Ese es el objetivo que se persigue con el acuerdo de colaboración que firmaron ayer en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente el ministro Miguel Arias Cañete y trece comunidades autónomas –País Vasco, Cataluña, Galicia, Andalucía, Asturias, Cantabria, La Rioja, Murcia, Aragón, Castilla-La Mancha, Navarra, Madrid y Castilla y León–, un «compromiso colectivo» por la conservación de esta especie que cuenta con unas 130 parejas reproductoras en Pirineos, Aragón, Cataluña y Navarra, además de los ejemplares liberados en Andalucía desde el año 2006 –de los que sobreviven trece– y los dos que acaban de asentarse en Picos de Europa.
Poblaciones en Nerpio y Yeste
La Fundación Gypaetus –que gestiona el programa de cría en cautividad y reintroducción en Andalucía– espera para 2015-2016 el primer nacimiento de quebrantahuesos en libertad en esa comunidad, mientras que en el periodo 2020-2030 se prevé la consolidación de una población viable, estable y autónoma de quebrantahuesos en las sierras colindantes con Cazorla, Segura y Las Villas –Castril (Granada), Nerpio y Yeste (Albacete)–, así como los primeros pasos de un nuevo grupo territorial en Sierra Nevada.
Las trece comunidades que han firmado el protocolo se comprometen a aumentar el control sobre la colocación de venenos en el medio rural –una lacra aún no desterrada y que ha provocado la muerte de varios quebrantahuesos en Castril y Cazorla– y a fomentar la ganadería tradicional en las zonas de montaña incluidas en la Red Natura 2000, según explicó ayer a ‘La Verdad’ el jefe del Servicio de Biodiversidad, Caza y Pesca Fluvial de la Comunidad Autónoma, Justo García.
El programa de conservación de esta especie en peligro de extinción contempla también la posibilidad de reintroducir ejemplares en áreas de distribución histórica, como Murcia.
La Dirección General de Medio Ambiente trabaja igualmente en una orden que posibilitará el abandono de ganado muerto –en determinados puntos y con las necesarias garantías sanitarias–, lo que proporcionará alimento al quebrantahuesos y otras aves necrófagas, como el buitre leonado.
El consejero de Presidencia, Manuel Campos, que firmó ayer el convenio con el ministro, califica esta estrategia de conservación como «un paso importante para promover medidas respecto a una especie de ave en peligro de extinción que permitan fomentar su protección y reintroducción en diversos espacios naturales de España, entre ellos los macizos de la Región».
(Publicado en 'La Verdad' el 25 de febrero de 2014)
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