También pasaron tiempo en El Molinete de Peñolite para, más tarde, regresar de nuevo a la Camarilla. Finalmente, el matrimonio decidió trasladarse a Beas de Segura. La centenaria, con su marido, en la posguerra, se valió, como aliados que la ayudaron, de la batuta de sus padres, Diego e Irene.
Durante la celebración del cumpleaños se leyó un escrito que repasaba cómo salieron de casa sus tres hijos y sus cuatro hijas. “El marinero Diego encontró a la apuesta Ana. El intrépido Jesús marchó a Madrid y se ligó a Margarita. La buena de Irene se alió con la Iglesia y rescató al seminarista Antonio. La movidita Rosa topó en una feria, en los coches de choque, con el estudiante Emilio. A la festiva Carmen le regalaron, en una feria del emigrante, al apuesto Paco. La alumna Marcela, ya en la escuela Primaria, aprendió lo que era primero y se echó de novio a Joaquín. Y el avanzado informático Cristóbal encandiló a la funcionaria de Justicia Concha”, rezaba el texto.
Por otro lado, más de sesenta comensales disfrutaron de las palabras de la centenaria, feliz de tener a la familia junta, como anhelaba el abuelo Cristóbal. Atrás quedan las vivencias del número 3 de la calle San Juan de la Cruz. Antaño, cuando subía por el edificio Marcela se cruzaba con sus vecinos Paco e Isabel.
FUENTE:DIARIO JAEN
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